Si ya tienes plantas en casa, es probable que te hayas preguntado en algún momento: “¿Cuánta luz necesita mi planta?”. La verdad es que no hay una respuesta única, ya que depende de varios factores: el tipo de planta, la orientación de tu hogar, la distancia hasta las ventanas e incluso la estación del año.

Lo primero que debes hacer es observar cuidadosamente el entorno donde deseas colocarla. Fíjate en la cantidad de luz natural que entra en tu hogar y en la intensidad de la luz que llega a ese rincón en particular. Conocer las condiciones lumínicas de su futuro hogar es fundamental para elegir la planta adecuada y asegurarte de que crezca feliz y saludable. Para integrar la naturaleza en nuestros espacios, debemos replicar las condiciones que las plantas encuentran en su hábitat natural, y la luz es uno de los factores clave para su bienestar. ¿Empezamos?

Niveles y tipos de luz para plantas 

Luz directa

La luz directa es aquella en la que los rayos del sol llegan directamente a la planta, sin ninguna barrera o filtro. Es fácil de identificar, ya que la luz es intensa y cálida. Plantas como los cactus y las suculentas son grandes amantes de este tipo de luz. Para prosperar, estas especies requieren al menos 6 horas diarias de luz directa, preferiblemente fuera de las horas de mayor intensidad solar, es decir, evitando el sol directo durante el mediodía. Es importante recordar que en otoño e invierno, la luz directa puede ser menos intensa debido al ángulo del sol, por lo que podrías necesitar reubicar la planta para asegurarte de que reciba la cantidad necesaria de luz.

Luz directa brillante

Este tipo de luz también implica que los rayos del sol llegan directamente a la planta, pero en este caso, las plantas que disfrutan de esta luz necesitan muchas más horas de exposición al sol, incluso durante las horas centrales del día. A diferencia de las plantas que solo toleran la luz directa de forma limitada, las que requieren luz directa brillante prosperan bajo la intensa luz solar durante gran parte del día. Un buen ejemplo de este tipo de luz es la que se encuentra en campos de olivos, donde las plantas reciben sol durante muchas horas al día, sin el riesgo de quemaduras. 

Si tienes un espacio que recibe este tipo de luz, plantas como el romero, lavanda o algunas especies de geranios pueden sentirse como en casa.

Luz indirecta

Es aquella que llega a las plantas de manera difusa, sin que los rayos del sol toquen directamente sus hojas. Puede filtrarse a través de cortinas, reflejarse en paredes o simplemente entrar por ventanas donde la incidencia del sol no es directa. Dentro de este tipo de luz existen diferentes niveles, como luz indirecta brillante, moderada o baja, y cada uno de ellos dependerá de factores como la orientación de tu casa, la distancia de la planta hasta la ventana y las horas de luz disponibles a lo largo del día. 

Conocer estos niveles es esencial para evitar que la planta reciba más o menos luz de la que necesita, ya que demasiada exposición podría dañarla y una iluminación insuficiente podría ralentizar su crecimiento. Un ejemplo perfecto de planta que se adapta bien a la luz indirecta es el Lirio de la Paz, que prospera en ambientes luminosos pero sin exposición directa al sol. Ideal para interiores, este lirio añadirá elegancia y frescura a tu espacio sin requerir mucha luz directa.

Luz indirecta brillante

Este tipo de luz ofrece mucha claridad, pero los rayos del sol nunca llegan a tocar directamente las hojas de la planta. Puede darse en espacios cercanos a una ventana cubierta por una cortina ligera o en rincones bien iluminados donde la luz se filtra de manera natural. Las plantas que requieren luz indirecta brillante, como la Kentia o la Maranta Leuconeura, necesitan entornos luminosos para crecer sanas y felices, pero sin el riesgo de que sus hojas se quemen por la exposición directa al sol. Ideal para salones amplios o habitaciones orientadas al este.

Luz indirecta moderada 

Este nivel de luz se sitúa entre la brillante y la baja. Es perfecta para plantas que necesitan claridad, pero no requieren tanta intensidad como otras. En estos casos, la planta se encuentra en un ambiente bien iluminado durante el día, pero sin recibir luz intensa o directa. Piensa en un espacio donde la planta esté un poco más alejada de la ventana o reciba luz filtrada por elementos como muebles o persianas. ¿Tienes un Pothos o una Tradescantia? ¡Esta es la luz que buscan! Son plantas agradecidas que crecerán estupendamente con este tipo de iluminación.

Luz indirecta baja

Este es el nivel más suave de luz indirecta, ideal para aquellas plantas que han desarrollado una gran capacidad de adaptación. Las especies que prefieren este entorno, como la Sansevieria o la Zamioculca, sobreviven sin problemas en espacios con poca luz natural o alejados de las ventanas. Aunque estas plantas no necesitan mucha luz, es importante que el espacio tenga al menos algo de claridad para evitar que las hojas pierdan su color y vigor. Perfectas para decorar pasillos, baños o zonas de la casa donde la luz no es protagonista.


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