Hoy en día podemos afirmar que dedicamos numerosas horas en el trabajo y pasamos gran parte de nuestro tiempo en espacios cerrados. Dada esta realidad, resulta muy importante sentirnos cómodos y a gusto con nuestro entorno para garantizar un bienestar físico, mental y social. 

Dicho esto, muchas organizaciones e instituciones públicas se ven cada vez más implicadas en asegurar este bienestar a través del certificado WELL, un instrumento diseñado para evaluar cómo los edificios impactan directamente en el bienestar de quienes los ocupan o trabajan en ellos. Aunque existen otras certificaciones con enfoques similares, esta es la primera que destaca al concentrarse exclusivamente en la salud y el confort. Para ello, hoy profundizaremos en su significado y características para comprender su importancia en la búsqueda de entornos más saludables. ¡Sigue leyendo!

Pero, ¿en qué consiste el Certificado WELL?

Como bien hemos mencionado, transcurrimos la mayor parte de nuestro tiempo en ambientes cerrados, superando más del 90% del tiempo. Este hecho adquiere particular relevancia y nos hace repasar las situaciones de nuestra vida cotidiana, como la vivida durante los meses de pandemia, para entender por qué es esencial garantizar la calidad de los edificios donde vivimos o trabajamos.

Con este certificado se identifican, miden y monitorizan las características de nuestro entorno y se investiga qué impacto tiene para las personas que viven en su interior. Es un sistema de medición que se basa en el rendimiento y se aplica tanto en edificios de nueva construcción como en los antiguos, independientemente del uso al que se destinen o las actividades que se realicen en su interior. Por tanto, pueden solicitar el certificado WELL los edificios residenciales, oficinas, escuelas, residencias o aquellos de uso mixto.
 

¿Qué aspectos mide el certificado WELL?

El certificado analiza aquellos elementos que afectan directamente en nuestro bienestar, como por ejemplo: el aire. En este caso, el objetivo es optimizar la calidad del aire interior, adoptando las mejores estrategias para su renovación y la eliminación de los elementos contaminantes. Para ello, las plantas pueden convertirse en un elemento clave porque estas son filtros que a través de sus hojas absorben las toxinas presentes en espacios cerrados y purifican el aire. Otro factor a tener en cuenta es el agua, ya que debemos monitorizar las fuentes de agua que abastecen el edificio, incluyendo su análisis de composición, turbiedad y porcentaje de cloro. 

Aprovechar al máximo las fuentes de luz natural es también un requisito muy importante, al igual que la acústica de un espacio. Debemos comprobar el nivel del ruido exterior e implementar medidas para garantizar el aislamiento acústico y conseguir espacios tranquilos y de calma. Otro indicador indispensable es el confort térmico, debemos medir las condiciones de temperatura y humedad que tiene nuestro espacio para valorar la calidad de las condiciones de confort y bienestar en el interior. Y por último, el análisis del tipo de materiales que se han utilizado para la construcción del edificio y el acondicionamiento de las distintas estancias, comprobando sus niveles de emisión de contaminantes.



Ahora que ya sabes más en profundidad sobre este certificado y qué indicadores analiza, ¡te invitamos a sumarte a esta acción! Dale un giro a tu entorno haciéndolo más saludable, sostenible y confortable para todos.

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